José Luis Rodríguez Zapatero ha querido dejar su sello antes de dejar la Moncloa. Y lo ha hecho de tres formas que resumen a la perfección lo que ha sido su mandato.
1.- Servicio a la banca con el indulto a un banquero.
Alfredo Sáenz, número dos de Botín en el
Grupo Santander (9 millones de euros limpios de ingresos, al margen de beneficios) tenía una causa pendiente por denuncia falsa, por sus luchas de poder en Banesto, allá por 1994. Sáenz fue condenado a tres meses de cárcel e inhabilitación.
Lo de la prisión era lo de menos, ya que al no tener antecedentes, nunca cumpliría esa pena entre rejas.
Lo peor era estar inhabilitado para un puesto bancario, lo que le dejaba sin opción para seguir llenándose los bolsillos.
Pues indulto al canto.2.- Restricción de libertades.

Aunque empezó como gobierno progre, aumentando derechos, ha acabado sucumbiendo a las multinacionales de la música y de la industria audiovisual con la famosa
Ley Sinde. Esta normativa
prohibe el intercambio libre de cultura, convierte a las compañías de Internet en
policías y, además de desviar la atención, aumenta el
mito de los derechos de autor y copyrights varios.
Además de ponerse la medalla de aumentar derechos, sin hacerlo en las obligaciones. La Ley Sinde estuvo
encima de la mesa en el último Consejo de Ministros y, aunque no se aprobó, deja el trabajo hecho para los que vengan.
3.- Enésima Reforma Laboral contra los Trabajadores.A todos los favores que le han hecho a los empresarios en los últimos tiempos, supuestamente para crear empleo; una última
reforma laboral que ha pasado inadvertida
ha sido la de los becarios.
Y es que el gobierno, para recaudar más en Seguridad Social, y ante la que le cayó por
aumentar la jubilación, intentó compensar a los antiguos becarios, haciendo que sus periodos de prácticas cotizaran a la Seguridad Social.

Lo que no se comenta es que es el propio trabajador el que debe hacer frente a las cuotas de cotización, eximiendo de ello a las empresas.
Es la primera vez que un trabajador por cuenta ajena debe pagarse sus propias cotizaciones, con el énfasis de que un becario, practicamente, trabaja gratis.
En fin, un
epitafio que nos deja ya sin palabras tras casi ocho años de descalabros, infortunios y agresiones a los trabajadores y familias de este país.